Los países de la Unión Europea (UE) se mostraron divididos sobre la idea de hacer obligatorio el etiquetado de origen de la carne en los alimentos procesados, un asunto que se debatió en el Consejo de ministros europeos de Agricultura. Mientras Francia, Holanda o Finlandia abogaron por incluir esa información con carácter obligatorio, España y otras muchas delegaciones pidieron que se analice si la medida es proporcionada al objetivo de mejorar la transparencia. El principal problema que implica ese cambio de etiquetado, planteado por primera vez tras el escándalo de la carne de caballo etiquetada como de vacuno, es el coste que implicará para los productores y el aumento de los precios para los consumidores.
El comisario de Salud y Consumo, Tonio Borg, explicó que, según los cálculos del Ejecutivo comunitario, obligar a etiquetar el origen preciso de la carne aumentará entre un 10% y un 15% el coste de la producción.