En crisis, optar por productos
ecológicos parece un reto que pocos se arriesgan a asumir, pero muchos consiguen
llevarse a la boca estos alimentos a un precio razonable y respetando los
márgenes que permiten la supervivencia de los productores.
Son grupos o cooperativas de consumo
ecológico que se organizan para repartir el trabajo, contactar con los
productores y gestionar la distribución de los productos entre sus miembros (o
unidades).
Esta aparente utopía es posible gracias al trabajo conjunto de todos los
participantes que apuestan por la búsqueda del reequilibrio medioambiental y un
acercamiento entre el mundo rural y el urbano.
Los modelos de asociación son múltiples aunque todos tienen una característica
común: son canales cortos de comercialización, ya que en la mayoría de los casos
se consigue que el intercambio se realice sin intermediarios.
"En la tienda, el consumidor puede tratar directamente con los productores, lo
que aporta confianza y credibilidad al proceso", ha afirmado la gerente de la
cooperativa cordobesa de Almocafre, Carmen Casas.
Esta cooperativa pertenece a la Federación Andaluza de Consumo de Productos
Ecológicos (FACPE) y funciona en una estructura en red que da prioridad a los
productores locales y a las empresas pequeñas, "siempre y cuando los productores
cumplan los requisitos y acrediten la calidad y el cultivo ecológico", ha
explicado a EFE Carmen Casas.
Fuente: TerraAgraria (01/04/2009)
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